Aunque para la mayoría de los mortales, un olivo del valle del Guadalquivir es igual que un olivo de Cáceres, Lérida, Alicante o Málaga, basta con hacer una pequeña consulta en internet, para darnos cuenta de la gran diversidad de nuestros olivares
Solamente en España se contabilizan más de 250 variedades distintas de olivo, de las cuales, sólo un 10% de sus frutos son destinados para aceituna de mesa, mientras que el resto se destina para la producción de aceite.
El origen del cultivo del olivo data aproximadamente desde hace 6.000 años y su desarrollo principal se situó a lo largo de toda la Cuenca del Mediterráneo, donde casi el 90% de las variedades existentes, están ubicadas ahí. Todas estas variedades han surgido a partir del “acebuche”, árbol autóctono de la península ibérica, que nuestros antepasados, a través de la selección y multiplicación, consiguieron cultivar. Al ser de fácil multiplicación y con la ayuda de la modificación genética natural y el tiempo, conseguían una variedad que era idónea para cada zona.
Entre las variedades españolas cercanas a nosotros, bien porque trabajamos con ellas, o bien porque las conocemos de la zona o sus productos, podemos destacar: Gordal de Sevilla (Mesa), Manzanilla de Sevilla (Mesa), Manzanilla carrasqueña (Mesa), Hojiblanca (Mesa/Aceite), Arbequina (Aceite), Lechín de Sevilla (Aceite/Mesa), Aloreña (Mesa), Morona (Mesa), Picual (Aceite)….
Y otras no tan conocidas pero también españolas como: Blanqueta, Cornicabra, Castellana, Verdial, Changlot Real, Empeltre, Farga, Loaime, Lucio, Manzanilla Prieta, Mollar de Cieza, Palomar, Morisca, Picudo, Royal, Villalonga, Arbosana, Imperial de Jaén, Mallorquina, Nevadillo, Pico limón…. y así hasta más de 250.
Como antes hemos mencionado, la zona tradicional olivarera, se sitúa en toda la Cuenca Mediterránea y países como Francia, Italia, Grecia, Argelia, Egipto, Marruecos, Israel, Turquía, Chipre, Siria, Túnez, Libia, Croacia…. y algunos más, son grandes y medianos productores de aceituna de mesa y aceite, que comercializan sus frutos junto con los nuestros, y que poseen variedades de calidad, como: Kalamon (Mesa), Koroneiki (Aceite), Karamaki (mesa), Sorani (Aceite), Picholine Morocaine (Mesa, aceite), Bosana (Aceite), Sepoka (Aceite), Merhavia (Mesa), Hamawi (Aceite), Hamed (Mesa), Haraki (Aceite), Korakoy (Aceite), Menikon (Aceite), Oblica (Mesa)…. y así hasta 1.233 variedades que existen en esta zona.
Existen variedades que se han ido creando en otros países, como Estados Unidos, Argentina, Perú, Bolivia , Colombia, Chile, México…, que están fuera de la zona olivarera por excelencia, y que el origen de la expansión ha sido la emigración humana y la comercialización, consiguiendo variedades ya conocidas como: Arauco (Mesa), Real (Mesa), Criolla(Mesa), Azapa (Aceite), Missión (Aceite), Reelding-picholine (Mesa/Aceite), Tiflissakaia (Aceite), Manzanilla San Vicente (Aceite), Pocomo (Mesa), Kolchozniza (Aceite)….
Incluso países poco conocidos como productores y consumidores de aceite o aceituna de mesa como China, Japón, Australia, Azerbaiyán, ya cuentan con sus propias variedades como: Chengdu (variedad china destinada su fruto para aceite), Chung Shan (variedad china destinada su fruto para aceite), HaiKo (variedad china destinada su fruto para aceite), Kan-Lan. (variedad japonesa destinada para aceite), Hardy´s Mammoth (variedad Australiana destinada para aceite).
Desde los más extendidos, hasta los minoritarios y casi desconocidos, el universo genético del olivo es muy amplio y espero haber despertado tu interés por saber más sobre él.